Obra del mes. Arte popular en los Andes. El Retablo Ayacuchano
Pie de foto: Nacimiento Miga de pan cocida, policromada con anilina y barniz Caja de madera enyesada y policromada Al dorso: “Angel”/ Hand Made Perú Finales del siglo XX N.º inv. 585 CA Colección AECID
Título del evento Obra del mes. Arte popular en los Andes. El Retablo Ayacuchano
Fecha de la publicación del evento 15/01/2025
Lugar del evento AECID. Avda. Reyes Católicos, 4. Madrid
Categorías del evento Cultura y desarrollo | Exposiciones
En 2019, este arte popular fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en Perú.
Los retablos se fabrican en Ayacucho, una ciudad situada en el centro-sur del país, y su origen se remonta a la época colonial. Los misioneros españoles introdujeron esta forma artística como herramienta de evangelización. En aquel entonces, se les conocía como "Cajas de San Marcos", elaboradas en madera y con figuras religiosas. Eran una especie de capillas portátiles, pues contenían imágenes de santos y otras figuras sagradas, y las órdenes religiosas las empleaban en zonas de difícil acceso, donde las iglesias escaseaban o no existían. Estos altares móviles resultaban especialmente prácticos durante las expediciones de colonización en territorios remotos.
¿Cómo se fabrica un retablo?
El proceso comienza con la obtención de la madera para confeccionar la caja. Las figuras, por otro lado, se modelan utilizando una masa especial hecha a base de miga de pan o patata, que se cuece, pela, muele y mezcla con yeso cerámico, obteniendo una consistencia maleable similar a la plastilina. Con esta masa, los artesanos moldean las figuras, que luego se visten y pintan con detalle, incluyendo los rostros, las manos y las vestimentas.
Después, se pinta el fondo de la caja y se colocan las figuras en su interior. Finalmente, se aplica un acabado con barniz, laca, cera o incluso clara de huevo, lo que le otorga a la obra un brillo característico.
La caja policromada presenta motivos vegetales en colores vivos, rematando en un frontón y con un par de portezuelas que, al abrirse, revelan decoraciones florales que evocan el mundo celestial.
El retablo se compone de un total de 76 figuras dispuestas en cinco gradas, todas agrupadas bajo una triple arcada decorada con rosetones en relieve y sostenida por columnas. Su policromía y complejidad destacan la gran habilidad y creatividad de los artesanos peruanos.
Este retablo fue hallado en un estado de conservación deficiente en un almacén del edificio B durante el otoño de 2003. Tras ser restaurado ese mismo año, se ha exhibido desde entonces en el vestíbulo de la sede durante los meses de diciembre y enero, para desear Felices Fiestas a todos los trabajadores de la Agencia.